Los días pasan y yo me siento sin darte un beso como uno más…
Hércules llevaba dos semanas fuera de la oficina, estaba acompañando a Plutón a un viaje al Hades, para Venus fueron días sin color y sin brillo. Extrañaba a Hércules y aunque no lo quería admitir, entrar en la oficina de Plutón -a la que solo ella tenía acceso en su ausencia- sólo se justificaba por la remembranza de ese hombre que la tenía fuera de si, todavía podía sentir su aroma y se paseaba por lo rincones de ese lugar para captar algún vestigio de su esencia que hubiese quedado por allí a la espera de su anhelo. Se sentaba por momentos en el sofá, acariciando el cuero para recordar minuto a minuto de la noche en que profanaron ese sitio con descaro y lujuria http://venusyafrodita.com/venus-sigueme-y-veras-otra-version-del-inframundo-parte-4/.
No supo nada de él en esos días y aunque también era un alivio no tener que ver o saber de Plutón, el costo de la incertidumbre que pagaba con su ansiedad al no saber de Hércules parecía ser un precio muy alto.
Por arreglos locativos que se realizaron durante ese tiempo en el que el jefe visitaba sus dominios, Venus debió trasladar su oficina a un lugar cerrado en la planta baja.
Era martes en la mañana, de la semana en que estaba anunciado el regreso de Plutón, sin saberse a ciencia cierta qué día sería -por cuestiones de seguridad-.
Venus llevaba una falda lápiz en cuero negro, una blusa turquesa ajustada al cuerpo y zapatos estilizados de tacón alto igualmente negros; hace unos meses no se vestia asi, en realidad ella disfrutaba esa nueva versión suya más sensual y profesional. Entró en la improvisada oficina que ahora ocupaba, un espacio de paredes blancas, sin ventanas, un archivador gris en la esquina derecha al fondo y de frente un pesado escritorio en madera enorme, encima de él todos lo documentos a tramitar: cheques para firma, flujos de caja para revisar y propuestas para presentar a Plutón entre otros, odiaba ese paisaje de juzgado, así que respiró profundo para tomar impulso y poderlo tolerar.
De repente, sintió una presencia extraña y acto seguido fue rodeada por la cintura, ese brazo alrededor suyo la llevó contra la pared como en un baile ya ensayado y la colocó sin violencia pero con certeza detrás de la puerta aún abierta, cuando reaccionó se encontró con los ojos avellana de Hércules centelleando, en ese momento él cerraba la puerta con su mano izquierda, mientras que con la derecha recorría el contorno del cuerpo de Venus, que estaba sorprendida y exaltada, ella había quedado sin habla, pero al parecer él tampoco lograba articular palabra, acercó su cuerpo contra ella sin dejar de mirarla, entreabriendo la boca, para finalmente y luego de concluir la maniobra de cerrar la puerta, agarrar su mentón con fuerza y darle un mordisco en sus labios inmóviles por la sorpresa.
Los días grises habían llegado a su fin, la miraba fijamente, respiraban el mismo aliento cálido y acelerado. Luego de terminar de recorrerla toda como reconociendola y tomándole el mentón, se desabrochó el pantalón hábilmente, ella jadeaba y él dijo “necesito saciar mis ganas de ti o me enloquezco”, ella puso la palma de su mano en el pecho de Hércules desabrochando los primeros botones de su camisa, él pasó de sus pantalones a debajo de la blusa de ella jalandola para sacarla de la falda. Venus no dejaba de mirarlo y lentamente pero con una seguridad que desconocía en si misma, se arrodilló frente a él para encontrarse con el pene erecto de Hércules apuntando a su boca con la cual lo rodeo, el parecía perder el control y apoyó las manos a la pared, mientras ella saboreaba despacio y por primera vez el tótem de su deseo. Sentía que había querido hacer eso desde la primera vez que lo vio y un velo de culpa pasó por su mente, pero ahora, presa de la sorpresa y de tantas ganas acumuladas por días había sido capaz de rebasar el límite que le impedía apropiarse de Hércules de esa manera voraz, dentro de su boca, con el descaro de saber que había sabido darle la vuelta a un asalto que estaba dirigido inicialmente a ella.
«perseguiré los rastros de este afán»
Hercules echó su cabeza hacia atrás y jadeando con fuerza sentenció “Ahora si terminaré de obsesionarme contigo”, Venus se detuvo y miró hacia arriba con los ojos llenos de fuego y algunas lágrimas “¿si?…quince días sin saber de tí, no creo que haya mucha obsesión en esa o en esta cabeza” sonrió maliciosamente pasando su lengua entre los labios, una expresión que se le convertiría en un sello para expresar que estaba conectada con su lado más oscuro y lujurioso, a Hércules se le antojo que se veía inocente, cándida y demonica a la vez como si estuviera ejerciendo una especie de venganza caprichosa y eso encendió todo su poder, la tomó de los brazos con fuerza, subiendola de nuevo a su altura. Ahora fue él quien se inclinó para bajar la falda y las medias de nylon a la vez, deteniéndose sólo un instante observando las bragas y dando un beso a su “monte de Venus” por encima de estas, para luego bajarlas con fuerza.
Al volver a tenerla al frente la sostuvo del cuello, subió su pierna hacia su cintura y entró en ella con esa memoria vaga de todo lo que imaginó en la distancia, con espasmos que decían cuánto la había extrañado y cuánto ansiaba poseerla. Ella sentía que todo era irreal, tanto deseo conjugado, tantos sentimientos, tanto … A-M-O-R, que en lo único que pensaba cuando los dos al unísono alcanzaban el clímax era en <<te amo, te amo Hércules, no puedo estar sin tí>> pero esas palabras no fueron pronunciadas en realidad, en cambio empezó a gritar y él apretó su mano contra la boca de su Diosa para ahogar el sonido, ella mordió la palma de la mano de Hércules tratando de controlarse, tratando de recordar que estaba en la oficina , tratando de pensar solo en el deseo que sentía y no el amor que la invadía, un sentimiento que no había pedido, que era inesperado, que la hacía sentir que tal vez nunca había tenido sino hasta ahora esa mezcla perfecta de pasión y cariño por alguien que no se ahorraba ningún esfuerzo en darle orgasmos conscientes, elaborados y que no le pedía a cambio nada diferente al placer.
“Por Hércules todo -fantaseaba cuando se olfateaba los senos después en el baño atesorando el aroma de él en su piel como el mejor postre-, por Hércules visito el inframundo de ida y vuelta las veces que se me venga en gana, por Hércules soporto a Plutón, me doy la oportunidad de sentirme inmortal, y que el cielo me perdone porque esto es muy parecido al amor”, no lo quiso admitir pero su subconsciente se burlaba de ella despertándola a medianoche solo para imaginar a Hércules, su mirada, su poder, sus caricias y todo lo que se negaba a nombrar mientras una lágrima empapaba la sábana bajo su mejilla.
Un saludo a todos los que leen estas crónicas, mi vida ha cambiado mucho en el último año, oficialmente soy huérfana; despedí a mi madre a finales del año pasado, algo doloroso teniendo en cuenta el proceso de su enfermedad y el gran apego que tenía hacia ella, pero pensándolo bien, ¿que seria de quienes nos gusta escribir sin el dolor?. Mi historia se sigue escribiendo y yo debo recuperar mi esencia, volver a Venus, volver a la pasión por vivir, por escribir y como nos gusta a los escorpiones… resurgir de las cenizas. Esta crónica se la dedico especialmente a Afrodita. Gracias Mamacita por retornar a nuestra vida!
Y cómo esto debe continuar, aquí está precisamente la continuación de una historia previamente empezada, espero que encuentren gratos algunos cambios en mi estilo que serán evidentes.
Me gustaria que pusieran a rodar el link de la canción “slave to love” en el justo momento en que aparezca y que sigan leyendo.
Luego de haberse redescubierto en Hércules, la cotidianidad de Venus cambio, había faltado a sus promesas y había vislumbrado una tibia luz en su alma, esa esencia febril que la envolvía, rememorando la niña inquieta y apasionada de siempre, ávida por la búsqueda de lo prohibido, cándidamente arriesgada y dispuesta a todo por deseo.
El héroe de la fuerza y la diosa del amor se observaban largamente en la oficina, hablaban con parpadeos se palpaban a metros, sus ojos se encontraban en el epicentro mismo de la tormenta de las dudas que se apaciguaba cada vez que alguno tomaba el teléfono para teclear un nuevo mensaje:
Venus: ya no se que hacer, cada vez que te veo me derrito Hércules: Mi bonita, como soportar estas ganas que tengo de besarte toda Venus: Hércules, si eres real entonces eres un regalo, un secreto que guardo. Si no eres real entonces te inventé y soy la más lujuriosa de las esquizofrénicas. Hércules: Amo acariciar cada centímetro de tu cuerpo Venus: Añoro tu rostro de placer que ya tengo grabado en mi memoria. Hércules: Ya no me gustas un chingo, ahora te quiero un chingo
Cada mensaje era un delirio acompañado de un mudo gemido impronunciable, también lo era cada roce furtivo cuando se cruzaban en cumplimiento del deber, por breve que fuese, el corrientazo era suficiente para envenenar su razón, poner carmín en sus mejillas, sentir cosquillas en el vientre y fuegos artificiales entre sus piernas. Tenía memorizados sus movimientos, sus intenciones y su provocación constantes. Delante de ella, él se llevaba la mano al mentón, sonreía, se soltaba el rojizo y encantador cabello largo y luego lo recogía de nuevo, buscando el ángulo perfecto para hacer de Venus la única receptora de la lujuria dibujada en su rostro, permitiendo que tratara de leer la vocalización de alguna palabra incomprensible, pero invariablemente seguida del voluptuoso rose de sus dientes contra su labio inferior que inmediatamente la hacía evocar suavecitos mordiscos al mejor manjar de chocolate blanco bañado en velvet, ipso facto disparaba su olfato femenino poniéndola en la tarea del sabueso buscando la huella de la esencia silvestre que descubrió en él aquel martes; tan suya, varonil y candente.
Cualquier día Plutón se despidió temprano de su asistente dejándola en su escritorio culminado tareas, porque iba a atender a alguna “amiga” que le iban a presentar. Varios minutos transcurrieron entre uno y otro quehacer: ella tomó unos postits y un lapicero, desconfiaba de su distraída memoria; los papelitos amarillos eran lucecitas de alarma que la centraban en el deber. Inconsciente, llevó la pluma a su boca meditando aplicadamente: “solicitar el cheque de…”, “llamar a…”. Su responsable concentración se vio interrumpida por el sonido de unos pasos entrando a su área de trabajo, rogó al olimpo en pleno porque ese andar no fuese el retorno inesperado de su jefe, cortó su respiración expectante y ansiosa, se giró atónita en torno al tap tap tap que se aproximaba cada vez más, entreabrió la boca con el lapicero todavía posado entre los labios, entrecerró los párpados para visualizar mejor lo que parecía ser la silueta de… un hombre muy conocido para ella.
Hercules, aminoró el paso y sonrió, su mirada chispeante e impenetrable con ella en la mira, estaba solo, no titubeo cuando se detuvo justo enfrente y apoyó sus manos blancas y varoniles en el escritorio de ella, la observó fijamente, sus cejas instalaron en su rostro una depredadora expresión, luego, elevo su mirada y volteo levemente su cabeza haciendo una mueca en dirección a la oficina de Plutón.
La invitación fue clara, ella se levantó de su silla, embrujada, él prosiguió delante suyo en la ruta indicada y extendió tras de sí su mano, reafirmando la propuesta, ella aceptó alcanzando la punta de sus dedos y apretandolos valerosamente en sinónimo de su infinita confianza hacia él.
Ya de frente en el lugar en el que tantas veces ella había sido destruida moralmente, cerraron la puerta a sus espaldas, se encontraban justo en donde Plutón había vociferado contra todo lo humano y lo divino haciendo uso de un ego elevado en el pedestal del dinero, pero empobrecido, en últimas, por su falta de sensibilidad hacia lo terrenal en virtud de su fascinación por el Hades.
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Se vio en la necesidad de echar su cuerpo hacia atrás, como consecuencia de la fiereza con la que él la asía de la cintura para atraerla hacia su cuerpo, él aprovechó esto para invadir de besos su desnudo cuello, bastaron solo unos segundos para denotar lo ansioso que se encontraba porque cada vez la apretaba más y más fuerte contra su cintura y su pelvis protuberante tibiamente anunciaba la intensidad reafirmada por el el ritmo de su respiración que iba en ascenso. Se olfateaban como lo hacían durante todo el día buscando en el otro ESE detonante, pero claro, esta vez con el acelerado ritmo cardiaco que envuelve el regocijo de haberlo encontrado. Como los cerillos contra el rastrillo de la cajita que los contiene buscando ser encendidos.
Ella avanzó rodeada por sus brazos en dirección del sofá, abandonando los zapatos de tacón alto a su paso y perdiendo altura, haciéndose más vulnerable y por ende sintiéndose más excitada. La frecuencia acelerada de las pulsaciones era evidente cada vez que sus pechos se estrellaban en cada beso, era una especie de ritual en el que estaban significando que Plutón nunca jamas tendria sus almas que volaban clandestinamente cada vez que se encontraban, porque compartían el mejor de los secretos; de respiraciones entrecortadas, roces llenos de adrenalina en su sexo y palpitaciones paralizantes en su razón.
Hércules podía tener a Venus sin mentiras, sin velos , sin manipulaciones, por la sencilla y basta razón de ser quien era, ¿acaso existía una explicación más exacta a aquella fascinación muda?, al diálogo con roces, tatuandose al otro entre delirios y evocaciones, desear poder poseer el tiempo y suspenderse en la gloria misma de cada espasmo, alimentando ansias día a día de un romance perfecto porque se leían entre parpadeos, ya no habría futuro que superarse ese presente lleno de mágico magnetismo, cargado de sincera atracción.
Término poniéndola frente a sí de espaldas y ella poso sus antebrazos en el sofá porque era consciente de que esta vez se perdería el deleite de ver el rostro de placer Hércules, pero en compensación podría sentir como la invadiria por completo, se sentía libre siendo su presa y su esclava, porque él ya la poseía entera. Todo su poder entró en ella sin tregua, dolorosamente incandescente, perturbador y dulce. Superando cualquier sueño o el insomnio pensativo en que a veces se sumergía tocando su sexo. Ella quería quedarse en ese instante llena de su dios etéreo desde esa noche y para siempre, entre jadeos mudos y ropa desperdigada en el oficina del amo del infierno, para escribir una nueva historia después de tanto tiempo de haber olvidado protagonizar su mundo … a su manera.
La inundo por dentro, ella perdió las pocas fuerzas que le quedaban, pero él la sostenía como si de ello dependiera su poder, ella mordía el cuello de su blusa abierta para no gritar y el ahogaba sus propios gemidos apretando las nalgas de Venus que tenía las medias pantalón en la rodilla. Hércules antes de la embestida final presa de un momento de locura toma el cabello recogido de ella con una mano y la hala hacia sí violentamente diciéndole “dame todo lo que tengas, muéstrame cuánto me deseas” mientras ella gritaba ya sin control y juntos dieron paso a una descarga húmeda en el brazo del sofá.
Para qué detallar lo que sucedio despues o como Venus seguía temblando en el taxi de regreso a casa una hora y media después de despedirse de Hércules desprevenidamente en la calle, porque Plutón tenía ojos en la noche. Se sentía desgarrada, amada, renovada y deseada como nunca en la vida, esa noche hubiera dejado todo por poder dormir junto a Hércules para terminar de aprenderse cada curva y cada nota de su piel, pero los deseos no son completos y algunos se realizan a medias aunque con toda la intensidad.
El miércoles transcurrio sin novedad, Plutón tuvo una cita con el sastre y ese día no se comportó como el demonio del inframundo, sino como todo un caballero.
Hércules envío un mensaje en el que ldecia “me muero por verte hoy Venus,aprovecha que hoy está de buenas… encargate de que Plutón tome bastante vino al almuerzo”. La diosa asumio la tarea, administrando ampliamente los Frutos de Baco y tomando ventaja del buen humor de Plutón, sonriendo sin cesar de pensar en la fuerza erótica que Hércules ejercia sobre ella y de todo lo que estaba sucediendo.
A las 5:45 Plutón declaró estar cansado y un tanto alicorado, acto seguido se despidio de Venus con un “Muñeca, hoy fue un dia atareado, ¡te dejo! ten una buena noche” (todo según el plan) Venus se despide y piensa -Al fin libre-, para mayor tranquilidad llamo a Orfeo que estaba ensayando con la banda y en medio de la cacofonía de instrumentos que escuchaba de fondo le dijo “tengo un evento, me demoro”, “ok” replica Orfeo.
Citó a Hércules enviándole las coordenadas del café, sabia a ciencia cierta que seria la primera en llegar al lugar, la última vez que habia esperado a alguien fue varios años atrás, en el pregrado, aguardó por Caleus dos horas para finalmente darse cuenta que tener un novio al que debía esperar largamente, bajo un torrencial aguacero, sintiéndose en un papel más propio de el varón en esa realción no era lo suyo. Pero esta vez era diferente, ahora estaba allí con ansias, esperando a Hércules sin inseguridades, con la total convicción de que él llegaria allií, aunque, a pesar de su seguridad tenia los nervios rondandola.
Se sentó y pidio un capuchino, clavó la mirada en la puerta de entrada, sentía una mezcla de vértigo, excitación y deseo que la hacían poner pálida, así que se dispuso a mirarse al espejo para poder constatarlo, abrio su bolso para armarse de un espejo, se observó por un segundo y se dio cuenta que el color de la piel era el adecuado pero le falta sonreír para verse mucho mejor, menos expectante y al estar en la tarea de forzar una sonrisa escucha: “¿para que el espejo?, si siempre estas muy guapa”, subio la mirada y Hércules esta parado frente a ella observándola como pocas veces podía hacerlo, sin prevenciones ni temores. Ella mostró chispas en sus ojos marrón y le dijo “llegue a pensar que de pronto no pudieras venir”, él se acercó y se sentó al lado suyo.
Ya no podian esperar más, asi que ella alargó su mano y la posó en el cuello de Hercules, mientras él se acomodó atrayendola de la cintura. Un explosivo primer beso es todo, es descubrir todo un mundo -besaba mejor de lo que había soñado- era evidente que se estaban reconociendo, se olfateaban, se sentian, se mordian lo labios, no sabian donde poner sus manos, no podian parar, por primera vez tenian la libertad de abarcar al otro. Para cualquier espectador la escena debería estar cargada de muchísimo morbo, menos mal la cafetería no estaba muy llena y quienes la frecuentaban eran jóvenes, Venus sabía lo que hacía. Hercules deslizó disimuladamente sus manos bajo la chaqueta de Venus y retrajó la blusa con los dedos tocando brevemente la piel de su cintura, ella experimentó un vertigo tal que sintió que podia desmayarse, sentia que esos roces eran electricos y cada poro de su cuerpo se puso alerta, él se acercó a su oído y susurró:
– Así imaginaba tus besos, asi imaginaba tu piel, como me gustas, ¿qué está pasando?
– Hércules, Me estoy quemando de ganas
– ¡Vamonos de aqui!, ¿sabes a donde?
– Por supuesto, soy la asistente, siempre tengo la logística preparada- anotó picaramente levantando las cejas.
Él sonrio y la condujó de la mano, pagarón la cuenta y se dirigieron a un Hostal cercano, de camino desviaron la conversación la conversación para disipar su ansiedad, Hércules le platicaba todo lo que debió hacer para salir de casa de Plutón, ella se diviertia con la historia e imaginaba a su jefe con su enorme miedo a estar solo; un hombre con tanto dinero, con tanta historia, que grita enérgicamente, que pelea con minotauros, con temor a lo más simple: ¡a sí mismo! no habia duda, el inframundo debia ser un lugar muy, muy triste.
Arribaron al lugar, habia tanta adrenalina en el aire que ella no se puso a reparar en ningún detalle en absoluto, solo queria seguir explorando a Hércules y todo lo que la embriagaba. Entrarón y pidieron una habitación, al entrar se volvieron a besar frenéticamente, jadeando su reprimida atracción, pero, a pesar de todas esas vibraciones que se aceleraban, del afán por sentirse cerca, Hercules respiro profundo, bajo el ritmo y con ambas manos sosteniendo las mejillas de Venus le dijo: “estar contigo preciosa nunca será producto de un apuro, no hemos hecho todo esto para solo quitarnos la ropa y ya”, “¿de donde has venido? ¿porque siento todo esto?” preguntó ella.
Se sentaron en la cama con las piernas recogidas uno frente al otro, como dos niños que van a jugar. Él empiezó a acariciar a Venus muy , muy despacio como si estuviera inventariandola, dandose el espacio para conquistar cada rincón, ella sueltó los botones de la camisa de Hércules de igual forma, uno por uno observando su tez clara y rozando con sus dedos muy brevemente la piel de su pecho que asomaba en los bordes de la abotonadura.
-Nena, no olvides que esto no es pura arrechera, esto es un sueño que soñamos los dos, o ¿me equivoco?
– No te equivocas, no quiero dejar de sentirte, quisiera que este instante fuera eterno
– Te deseo desde que te vi y así no pareciera te abarque con todos mis sentidos, te visualice y sentí que el destino nos unía
– A mi me sucedio igual, solo pensaba ‘¿Quién es? necesito saber de él´
Cuando él finalmente retiró su blusa se detuvo a rozar sus senos por encima de la línea del sostén y los besó centimetro a centimetro. Ella se estremeció olfateandole el cabello, porque siempre ha creído que la esencia de los dioses se guarda en el olor de su cuello y su cabello, debe ser un olor dulce pero varonil al tiempo, debe poder fundirse con el tuyo, debe describir sutilmente que es lo que él valora en un encuentro sexual y Hércules era silvestre, como fresas y rocío, como canela y anís entremezclados a fuego lento, en una infusión que podía curarlo todo especialmente la tristeza y la frustración, lenta y delicadamente ella observaba como la varonilidad de Hercules iba en crescendo .
Terminaron de despojarse de la ropa así; controladamente y grabándose en la memoria cada rincón, cada sensación, cada roce, cada acorde de esa melodía compuesta de pequeños gemidos y ansias , con él no sintió pena de nada, por el contrario se sintió libre y dueña de sí, se sintió bella y única, especialmente cuando veía sus hermosos ojos avellana brillando de excitación o sentía la arrolladora energía de sus manos blancas recorriendola.
Cuando estuvieron desnudos se acostaron uno frente del otro de medio lado y se miraron a los ojos acariciando el contorno del otro:
-Hercules , ¿sabes que estoy con alguien? ¿cierto?- pregunta Venus
-Si lo sé, jamás voy a preguntar por eso, no porque no me importes, sino porque no te invite aquí para cuestionarte, por el contrario quiero que seas la diosa que eres- Ella pudo prever que una lágrima iba a escapar de sus ojos y entonces lo abrazo para secarla sin que él se diera cuenta
Todo sucedió lentamente; el era blues, de esas melodías que se deleitan en cada nota, se permitían degustar esa armonía, no dejaron de mirarse a los ojos, olvidaron absolutamente todo, lo único que permaneció fue esa sensación que ella guardaba desde el lunes anterior cuando él le dijo descaradamente cuánto la deseaba, así que cuando Hércules se acomodo encima de ella, mirándola a los ojos y suavemente ingreso en el valle de su sexualidad fue natural, pausado, consciente y como ella llevaba dos días extasiada y contenida tuvo inmediatamente un primer orgasmo que fue como un escalofrío estremecedor, que se evidencio porque tembló, abrazo fuerte a Hércules y sus entrañas también lo apretaron porque al igual que su mente su esencia quería grabarselo todo: el perfume, las formas y las texturas de Hércules.
– Estas bien ? – preguntó Hércules
– estoy muuuy bien – exhala envuelta de placer
– Y ademas estas muy húmeda, pensaba que tu aroma era lo máximo, y no, tu aroma de ahora ¡si que lo es!
– ¿Que voy a hacer para no enamorarme de ti?
-No hagas nada, solo se quien quieres ser, la Venus que me pone volar, cuyas feromonas me enloquecen
Ese fue solo el principio, porque luego se libro un contrapunteo de roces, de rafagas de besos de todos los calibres y apuntados a todos los flancos; al cuello, al pecho, a la cintura, la entrepierna… y directo al corazón. MIentras los poros exaltados sentían un escalofrío de éxtasis total, con sus cuerpos entrelazados de todas las formas posibles, se observaron sinceramente como infantes descubriendo un paraíso inexplorado, allí no habrian mentiras, todo se dijo, desde el “me gustas” hasta “aahhhh Hercules estoy a punto de llegar y siento que voy a desfallecer”, esto sucede justo en un momento en el que Venus se encontraba sentada encima rodeando la cintura del semidios con sus gráciles y largas piernas, mientras él, abarcaba firmemente sus caderas y nalgas con ambas manos, mirándola hacia arriba y exhibiendo una expresión de lujuria, una expresión indescriptible e imborrable a la vez, caracterizada por unos ojos chispeantes y una boca entreabierta de donde sobresale su lengua inmóvil con la que ella misma se roza la quijada y el cuello. Sus senos estaban a la altura de los hombros de Hércules y desde allí hasta su sexo cada milímetro adherido al varonil cuerpo de esta deseable deidad, ambos alcanzan el clímax de sus refrenados deseos experimentando oleadas sofocantes de calor al no tener más remedio que acelerar el ritmo frenético de ese cortejo erótico apacible y pausado que iniciaron minutos atrás, no solo sientió calambres en las piernas, todo en ella se estremecio a tal punto que intentó gritar pero su cuerpo no se lo permitió, su ojos se abrieron de par en par y sus pupilas se dilataron porque por un segundo perdio la visión, acto seguido se escucho un gemido de Hércules y apretó copiosamente con sus manos las caderas de Venus, tan fuerte y contundente como la forma en que la llenaba una y otra vez, finalmente llegó al éxtasis exclamando entrecortadamente “¡Todo en ti me produce orgasmos!»
Nunca se sintió más sensual que cuando estuvo con Hércules por primera vez , el color de su cabello representaba el calor que Venus sentía por dentro y ya no podía dejar de pensar en él y amaba todo lo suyo: su voz , su sonrisa y hasta su aroma a marlboro light -lo único que tenía en común con Plutón-, la clandestinidad y la conquista diaria. Era el semidiós más auténtico, libre y apasionado que había conocido y era un poco menor que ella, esto le importaba muy poco, incluso a decir verdad también la excitaba.
Les anuncio que hay otra parte de esta historia en remojo ….Porfavor comenten, es anónimo y gratis 🙂 ponganse el nombre que quieran !
Venus
Codigo Cronologico: JC12III
Hercules En la mitología clásica, Hércules, llamado Heracles por los griegos, era un héroe hijo del dios Júpiter y de la mortal Alcmenauna reina mortal, hijo adoptivo de Anfitrión y bisnieto de Perseo por la línea materna.5 Recibió al nacer el nombre de Alceo o Alcides, en honor a su abuelo Alceo (Ἀλκαῖος, Alkaios);6 si bien esta misma palabra evoca la idea de fortaleza (griego άλκή). Fue en su edad adulta cuando recibió el nombre con que se lo conoce, impuesto por Apolo, a través de la Pitia, para indicar su condición de servidor de la diosa Hera.7 En Roma, así como en Europa Occidental, es más conocido como Hércules y algunos emperadores romanos ―entre ellos Cómodo y Maximiano― se identificaron con su figura
Morta en la mitología romana, la tercera de las tres Parcas romanas. Determina la muerte de las personas; es quien corta el hilo de cada una de las vidas humanas. Se relaciona con la concepción romana del destino de la mitología griega, las Moiras. Su padre es el dios de la noche (Júpiter) y su madre la diosa de la oscuridad, Nox. En la mitología griega corresponde a Átropos.
Los romanos identificaron las Parcas con las Moiras griegas (hijas de Zeus y Temis), también las llamaron la tría Fata, las tres hadas o los tres destinos, representando Nona el nacimiento, Décima el matrimonio y Morta la muerte.
Orfeo (en griego Ὀρφεύς) es un personaje de la mitología griega. Según los relatos, cuando tocaba su lira, los hombres se reunían para oírlo y hacer descansar sus almas. Así enamoró a la bella Eurídice y logró dormir al terrible Cerbero cuando bajó al inframundo a intentar resucitarla. Orfeo era de origen tracio; en su honor se desarrollaron los Misterios Órficos, rituales de contenido poco conocido. La versiòn màs completa del mito de Orfeo y Euridice se encuentra en la poesía latina, Orfeo aparece en el libro cuarto de las Geórgicas de Virgilio un poeta romano, autor de la Eneida, las Bucólicas y las Geórgicas.
Prometí contar esta historia hace algún tiempo, intenté que el momento fuera adecuado e incluso me trate de comunicar infructuosamente con su protagonista. Hércules: a veces la vida tiene recuerdos de todos los sabores, pero seguro los que atesoro de ti son dulces y no los abandonaré jamás así tenga un ataque de alta glicemia….por Venus
Trabajaba en un lugar absurdo en donde se sentía como si fuera perteneciente a una especie de secta religiosa extraña, una de esas cooperativas de trabajo asociado con todas las herramientas para evadir la ley laboral, fue el trabajo que Venus consiguió después de meses de desempleo (Ver: El acoso sexual laboral si existe).
Su vida cambió cuando recibió una llamada para asistir a una entrevista de trabajo y va allí con expectativas, aunque un poco escéptica. El futuro Jefe de Venus, a quien llamaremos “Plutón” era un hombre particular, alguien que estaba jugando a ser empresario con algo más de 58 años, luego de una existencia de lujos y placeres y de, como pocos en este mundo, tener la oportunidad de desarrollar su hobbie como “profesión” porque el dinero de la familia era suficiente para vivir en la opulencia y sin preocupaciones finacieras. Él la recibe en una entrevista poco usual en donde simplemente le hace un par de preguntas en inglés: do you speak english?, would you like to work with us? .
Orfeo se ocupaba de lo suyo: de soñar sin medida, de componer canciones, de inventar obras de arte en mundos sonoros surrealistasy de negarse a replicar el estilo de vida común en donde el trabajo más que un placer es una obligación sacrificante. Venus envidiaba el modus vivendi de su dios consorte al que trataba como un niño indefenso, ella era un reemplazo burdo de la madre de Orfeo; le daba consejos, lo invitaba a cenar en opulentos sitios, lo admiraba profundamente como artista, su creatividad y su disposición a hacer música diferente. Eran los mejores amigos sin duda, pero… algo estaba pasando entre ellos, Venus luchaba contra el conformismo en que fue levantada, mientras que Orfeo seguía en su doctrina del arte por el arte; había una conexión que se rompía poco a poco.
Tres días después de la entrevista recibe la llamada en donde le confirman que sería contratada, le realizan una visita domiciliaria en donde tuvo que enviar al padre de Orfeo a dar un paseo con los perros; Venus no lo soportaba, era el polo opuesto de su propio padre un hombre machista, de malas maneras, incapaz de trabajar o de hacer tareas domésticas. Por otra parte tener convivir con la familia de su pareja siempre fue un conflicto para Venus.
Así que, renuncia a la secta contra la dignidad laboral y llega a su nuevo empleo armada de ilusiones. Le impartieron un día completo de inducción y le detallaron sus responsabilidades laborales. Estuvo charlando con Plutón y con Morta quien lo conocía de años atrás y lo asistía en el Tártaro, especialmente en su afición de doblegar minotauros en el circo romano jineteando corceles. Morta se encargó de decirle a Venus que no podía olvidar que Plutón era del inframundo y que debía siempre pensar con cabeza fría para no dejarse arrastrar a sus dominios, no debía permitir que dañara su alma, tenía que mantenerse fiel a lo que era y sobretodo priorizar el valor de las cosas que son realmente importantes -tal como le enseño su padre-.
Plutón viaja a su tierra durante cuatro días, al regresar, llega a decirle a su nueva asistente de presidencia “Hola Venus, ven aquí, quiero que conozcas algunos de mis caprichos de hombre adinerado”. Detrás de él se acerca un dios al cual ella no pudo quitarle la mirada: cabello largo del color del fuego y recogido, tez blanca, labios exoticamente gruesos y unos ojos avellana que revoloteaban en sus pupilas mirándola fijamente. Tal vez uno de los momentos más enigmáticos y eróticos de su vida, que más se puede pensar cuando se conoce a un dios que se te ha presentado en sueños desde niña? “hola mmm soy Hércules, mucho gusto!” “Venus, igualmente” se dan la mano brevemente y ella siente su energía tal como la imaginaba: impenetrable, única, auténtica y poderosa.
Como Plutón era ególatra, luego de entrar en su oficina y explicarle que pasabocas, tipo de cigarrillos y marca de agua consume, sale a atender una llamada dejándolos solos viendo un video de sus enfrentamientos con minotauros, Hércules comenta sobre el video de Plutón que es un arte difícil de dominar, la técnica, la relación con el corcel, los movimientos gráciles todo esto sin alejar los ojos del televisor y luego hace esta afirmación:
– Ya mi hermana Morta me había hablado de ti, aunque se quedó un poco corta en sus apreciaciones.
-Perdón, ¿me hablas? – pregunta Venus, pensando en que no imaginaba que Morta y Hércules fuesen hermanos
– Pues a quien más, a la niña linda que tengo al lado- voltea a mirarla y se topa con una Venus sonriendo que piensa -convencidisimo, puede tener esos ojos y ese cabello pero eso no le da derecho!! jajaja- y responde
– por aqui nos estaremos viendo ¿no?
– No lo dudes, Ve-Nus!- sintió un corrientazo al escuchar su nombre pronunciado con un acento medio tártaro, medio romano de boca de Hércules que parecía retarla con el brillo de su mirada
Los días pasaron, entre reuniones y charlas, ya Venus empezó a entrever el verdadero carácter de Plutón. Por otra parte, Hércules apenas tenía oportunidad se acercaba al escritorio de la diosa y se inventaba alguna excusa para hacerla reír. Tenerlo cerca, sentir su humor y rozar aunque fuera brevemente su cuerpo, a ella la empezó a llenar de ansias y excitación, de esas que no se le confiesan absolutamente a nadie… En alguna ocasión se sienta justo frente a ella a leer y ella lo detalla maravillada, él sonríe malicioso levantando la mirada de tanto en tanto y cuando sabe que tiene la atención de ella pronuncia “di-vi-na” sin emitir sonido y mordiéndose los labios, Venus pierde la noción del tiempo y su corazón da un vuelco por tanto empieza a respirar agitadamente.
Cada vez llegaba más temprano a trabajar con la expectativa de lo que serían sus encuentros con Hércules, tuvieron fugaces charlas sobre arte, él era más adepto a los ritmos del pop latino, ska y rock urbano, ella en cambio era fiel a su rock clásico. Hércules confesó que una de sus películas favoritas era “El lado Oscuro del Corazón” y ella anotó en su memoria ese título para verla luego… un dia encuentra en el escritorio una hoja de papel con esto:
Como su labor en casa, con Orfeo, era de la aterrizada, la que pagaba las cuentas, la responsable, nunca, jamás entendió la profundidad de este detalle, además estaba estudiando matemáticas, por lo cual le pareció eso: solo una táctica fríamente “calculada” por Hércules, pero no dejaba de inquietarla este dios hipersexy y empezó a masturbarse en la noche con su imagen mientras Orfeo componía o hacía arreglos musicales hasta la madrugada. Como él estaba en época creativa no tocaba a Venus ni por error, ella a veces le decía coquetamente “Orfeo ven aqui! te quiero besar” a lo que él respondía “Venus no! tengo que terminar mi disco, tu no entiendes la trascendencia de esto?, ya estuve tomando un café contigo hace un rato ¿qué más quieres?” ella solo se ponía su pijama con los ojos encharcados -que triste es sentir que tu esposo es la persona más inalcanzable de tu vida-, a veces abrazaba a su gato y al oído le decía “tu eres mi verdadero amor, mi esposo en una dimensión onírica en la que soy naturaleza..” mientras se quedaba dormida. Empezó a pensar que el arte era una especie de maldición y que no tenía ya ella tiempo para tanta sensibilidad, eso solo le correspondía a Orfeo, cada lágrima la hizo más fuerte, cada desplante la volvió más fría …
Plutón llegó a pensar que Venus sería su nuevo juguete, una especie de exótica mujer joven de mostrar en las reuniones de negocios, admiraba su belleza y le decia que tenia genes italianos envolatados (Claro, Venus es Latina), ella empezó a usar faldas y Hércules enloquecía con su piernas, así como el mismo Plutón que incluso llegó a decir descaradamente que ofrecería un millon de dolares por esas piernas.
Ella compro un movil, el primero de su vida y Hércules aprovecha un momento de distracción de Plutón para pedir su número, desde entonces, aprendió para qué servían en verdad los mensajes de texto!. Hércules pasaba y saludaba de cualquier forma frente a su escritorio y luego escribía el verdadero saludo “Estas tan hermosa hoy… me pones a volar” “Venus hola, no veía la hora de ver tu sonrisa, eres muy guapa lo sabías?” “Cuándo podré tener el placer de mirarte a los ojos largamente?” ella se sonrojaba, leia y releia los mensajes y respondía “me gusta ese Blazer azul Hércules” “¿así de tanto me piensas?” “mmm y para que me quieres mirar, si aquí lo haces siempre, a mi y a las demás!” a lo que él siempre respondía con la frase final que a ella la enloquecía y que retumbaba en sus oídos “Me gustas un chingo!”*
Esas miradas lascivas y cómplices por parte de Hercules rescataron la sensualidad de Venus, quien tras el pago de su primer sueldo en esa compañía salió directo al salon de belleza más costoso que encontró, se compró una blusa color celeste y junto con una falda de cuero que le habían regalado años atrás, se decide a conquistar el mundo y a volver a ser quien era, por primera vez se daba gusto, por primera vez se sentía realmente independiente, su lucha estaba dando frutos… (continuación en este link)
Se les quiere y como siempre añoró comentarios y saludos !!!
VENUS
Hercules En la mitología clásica, Hércules, llamado Heracles por los griegos, era un héroe hijo del dios Júpiter y de la mortal Alcmenauna reina mortal, hijo adoptivo de Anfitrión y bisnieto de Perseo por la línea materna.5 Recibió al nacer el nombre de Alceo o Alcides, en honor a su abuelo Alceo (Ἀλκαῖος, Alkaios);6 si bien esta misma palabra evoca la idea de fortaleza (griego άλκή). Fue en su edad adulta cuando recibió el nombre con que se lo conoce, impuesto por Apolo, a través de la Pitia, para indicar su condición de servidor de la diosa Hera.7 En Roma, así como en Europa Occidental, es más conocido como Hércules y algunos emperadores romanos ―entre ellos Cómodo y Maximiano― se identificaron con su figura
Morta en la mitología romana, la tercera de las tres Parcas romanas. Determina la muerte de las personas; es quien corta el hilo de cada una de las vidas humanas. Se relaciona con la concepción romana del destino de la mitología griega, las Moiras. Su padre es el dios de la noche (Júpiter) y su madre la diosa de la oscuridad, Nox. En la mitología griega corresponde a Átropos.
Los romanos identificaron las Parcas con las Moiras griegas (hijas de Zeus y Temis), también las llamaron la tría Fata, las tres hadas o los tres destinos, representando Nona el nacimiento, Décima el matrimonio y Morta la muerte.