El Acoso Sexual Laboral SI Existe

Por Venus

El problema con el tema de acoso sexual laboral es que encuentra su límite en una membrana muy delgada que separa el irrespeto del compañerismo y el abuso del halago, de allí que parezca casi imperceptible cuando ese limite se esta sobrepasando.

Nunca he creído en la total indefensión de las mujeres, sólo en virtud a la condición de género, sin embargo, también tengo claro que a veces más que pecar de ingenuas, pecamos de tranquilas y no logramos dilucidar cómo podrían ser tomadas nuestras actitudes en el ámbito laboral, la feminidad busca el equilibrio, la armonía y la belleza. Por tanto, confrontar un ítem tan violento como el acoso sexual no se nos da de una manera natural.

El trabajo es un ambiente hostil en donde se mezclan varios factores como:  la supervivencia propia, ponerse a prueba profesionalmente, desarrollar aptitudes, la competencia femenina que es bastante descarnada en algunos contextos, el querer agradar con las labores desempeñadas al superior, porque el reconocimiento es algo que nos mueve y nos construye como seres humanos, es a través de nuestro trabajo que cumplimos metas y alcanzamos sueños.

Mi experiencia de Acoso Sexual…

Para relatar esto es necesario tener en mente lo siguiente: sucedió en un momento de mi vida en que hablar o mejor, confrontar me daba pavor y este era prácticamente mi primer empleo.

Al principio, fui recibida como la nueva asistente de gerencia que además tenía ciertas funciones de organizadora de eventos, todo fluyó con cordialidad y tuve tiempo de adquirir conocimientos varios. Las manifestaciones de acoso eran sutiles entonces: un roce que no debía ser visto con mala intención sino más bien como algo incidental, sorprenderlo mirando el computador sobre mi hombro y respirando cerca a mi… cosas por el estilo, me debatía entre decirme a mí misma que estaba exagerando y el miedo a quedarme en la calle o a no ser competente.

Allí trabajaban varias mujeres, así que empecé a observar con alarma como este jefe miraba a las empleadas más jóvenes de una forma lasciva, que a todas luces rayaba en el morbo,  en alguna ocasión incluso dejando unos papeles en una junta directiva y al disponerme a salir escuche un comentario, algo así como: “han visto a fulanita? ella es toda ganosita!, se le nota a leguas” y en medio de mi perplejidad solo pensé – parece que se debaten muuuchos temas en las juntas- lo peor del caso es que los subgerentes solo asintieron a él gerente y soltaron risas. Entonces, entendí cual era la dinámica de ese ambiente laboral en donde las jerarquías eran claras: hombres en los puestos de poder y mujeres subalternas, la contadora era la única mujer con un alto cargo administrativo y era una persona adicta al trabajo, que también maltrataba a sus subalternas y que daba siempre la razón a su jefe, un hombre que al contrario del victimario era supremamente cordial y profesional.

Al pasar el tiempo los eventos se fueron agudizando: reuniones privadas en donde soportaba su mirada sobre mí como un felino sobre su presa. Nunca olvidaré cuando alguna vez dijo enfáticamente dirigiéndose a mí y a otra compañera de igual rango lo siguiente: “Ustedes NO son PROFESIONALES y podrán tener un cartón pero les falta mucho para ser competentes, son unas niñitas que todavía tienen las taras de la universidad”, y así, mediante este tipo de afirmaciones gradualmente fue menguando mi autoestima y empecé a desconfiar de mis capacidades, él condenaba categóricamente cualquier minúsculo error que yo cometiera y luego argumentaba que se preocupaba porque yo fuera una buena profesional, en una actitud que incluso rayaba en lo paternal. Este patrón de contrastante entre villano y protector es muy común en el acoso y al ser tan ambiguo me generaba desasosiego no permitiéndome dilucidar si en verdad estaba ante un caso de acoso o no.

Alguna vez terminando de imprimir un informe y en vista de que nadie más estaba en la oficina puso su mano sobre la mía y me dijo “no te das cuenta que estoy enamorado de ti?” quede congelada en ese momento, termine mis tareas y me fui a casa poniendo un candado en ese evento y en mis sentimientos, solo tenía claro que debía procurar no estar a solas con él.

Tiempo después luego de un viaje al exterior, me encerró en su oficina con la excusa de organizar unos documentos, me entregó unos chocolates que había traído de esa comisión estampillando un beso en mis labios, lo miré estupefacta y salí de allí lo más pronto que pude, con taquicardia, frustración y rabia. Ese dia sali a almorzar con dos de mis compañeras más cercanas y finalmente decidimos hablar, a todas nos habían sucedido escenas similares con él, las tres habíamos sido invadidas de alguna forma.

En vista de que yo era una simple subalterna y él el gran jefe que estaba salvando la compañía de la quiebra, renuncie valientemente no sin antes decirle que sus actitudes eran supremamente molestas y que de verdad no entendia como podia declararme un supuesto amor. Bien por mi dignidad!, muy mal para mis finanzas, mi estabilidad laboral y emocional, estuve ocho meses desempleada con el agravante de que en cada proceso de selección al que me presentaba no podía explicar claramente las razones de mi renuncia, por vergüenza y porque no quería que ese suceso se convirtiese en algo determinante en mi perfil laboral.

Las secuelas…

Me siento un tanto culpable de lo que sucedió, nunca denuncie, jamás tuve las agallas en ese momento y hoy cuando me dicen que soy una mujer aguerrida, mi mente automáticamente viaja a ese momento y siento ganas de gritar que no se engañen conmigo, me condenó aún a mi misma. Esa experiencia marcó mi vida laboral a tal punto que la zona de confort de mi empleo actual es un refugio, soy mala buscando empleo, no confío plenamente en mis capacidades y me doy garrote, lo que se mitiga con que ahora tengo la tranquilidad que me brinda trabajar para una institución con excelentes políticas de bienestar, en donde el respeto prima sobre lo demás y dado que soy un poco adversa al riesgo, prefiero no aventurar en un empleo en donde de pronto goce de un mejor salario, más crecimiento o satisfacciones profesionales pero en el cual me pueda ver envuelta nuevamente en situaciones de acoso laboral o sexual, no me siento en la capacidad de tener un cargo de poder, a esto se suma que soy un ser humano que ama el arte y dar órdenes es para mi incomprensible desde una visión antropológica propia en la cual valoro al individuo como un todo, no como una herramienta de trabajo, algo que se aleja de mi formación académica del pregrado, por esto he tenido serios encontrones con la ciencia que elegí como profesión.

Me torturé mucho pensando en cómo hubiera podido adquirir las pruebas de que estaba siendo acosada, porque como en toda investigación legal debe existir un acervo probatorio y en este caso, en una época en donde no existía la tecnología de hoy, la labor de recolectarlas habría sido titánica  tanto, como recrear una película de espías de la guerra fría, con grabadoras de periodista escondidas en la ropa y con un micrófono pegado con cinta a mi cuerpo, algo absurdo ! Y luego, está el proceso judicial en sí mismo: el escarnio público y el dolor de dos familias que enfrentan la duda hacia los actos y la ética de sus seres queridos… odios, amenazas, lágrimas, costos de honorarios de abogados, en fin …

¿Qué hubiera sucedido de haber tenido la oportunidad de ir a un psicólogo entonces? ¿qué sería de mí si hubiera adquirido carácter en ese momento?. Fui criada de la mejor forma, con algo de malicia si, pero con muy poco carácter y capacidad de expresión, cuando era niña debía saludar de beso en la mejilla a todo el mundo así no tuviera buen feeling con alguna persona, no debía ser grosera ni maleducada, quien tenía el deber de protegerme era mi mamá y jamás me enseñó a “parar” a nadie o a cantarle la tabla, mi madre es una mujer excepcional pero que creció al interior de una familia donde quienes ejercían el bullying eran sus propios hermanos, ella siempre fue una mujer muy timida que encontró en mi padre no solo a su pareja sino a un amigo que la empoderó y le dio alas.  Soy una persona tranquila que le gusta vivir en armonía, tal vez por eso y apesar de esa mala experiencia de acoso que relato sigo sonriendo todos los días en mi trabajo, me gusta hacer amigos y dar consejos.

Vuelve y juega …

La vida me volvió a poner en una situación de acoso años después pero no sexual (menos mal) pero si laboral, esa vez mi superior era mujer, el caso llegó a tal punto que fui demandada por un documento que ella me indujo a firmar por medio de un reiterado acoso que se mezclaba con una actitud de condescendencia femenina (nuevamente el patrón verdugo – protector), en esta ocasión me armé de mis conocidos en el sector en el que trabajo y entonces logré ser contratada en otra empresa.

No soy amiga de vivir en el pasado y aunque si fue un hecho bochornoso en ambas oportunidades, especialmente en la primera, he decidido aprender de la experiencia, tengo una vida sentimental y sexual excepcionalmente plena.

El acoso sexual no tiene nada de erótico

Me gusta ser admirada, lo reconozco!, pero cuando me arreglo y me pongo una minifalda, un perfume o un labial rojo lo hago para sentirme bien y cómoda conmigo misma, no es para conquistar a nadie y menos en el trabajo, si mi indumentaria o lo que soy causa interés en alguien pues me sentiré halagada, claro está! pero no tengo por que obligarme a asumir ese interés y por tanto permitir insinuaciones fuera de contexto. Ahora tengo claro que cuando era tan joven no quería pecar de mojigata, pero la verdad, sortear comentarios con tintes sexuales es algo que se aprende con el tiempo, mucho tiempo.

El erotismo es un mundo repleto de matices hermosos, que por eso, lo denominamos “el Olimpo” en este blog y sus protagonistas son los dioses que nos respetan, nos hacen sentir diosas y nos elevan, por otra parte, el acoso es una actitud soez y desprovista de magia, más cercana a lo que sería el inframundo, no se construye entre dos como en el erotismo, por el contrario arrasa la libertad ajena en una actitud agresiva, que lanza un ataque unilateral por medio del poder o el asalto a alguien que no entiende que está siendo invadido.

Al tratar de desahogarme en un nuevo empleo y relatar lo que viví con mis compañeros  generalmente la respuesta -y digo general porque es de hombres y mujeres por igual- es de risas e incredulidad, es frustrante recibir esa retroalimentación ante algo que generó tanto dolor. Entonces, esto me ha permitido establecer reglas de vida y de comportamiento propias, de allí, y pese a ser open mind (mente abierta) tengo como regla no involucrarme con personas del trabajo. Mi olimpo está en otra parte, en donde transcurre la vida que me llena, en mis aficiones, en lo que me humaniza.

El perpetrador del acoso sexual falleció el año pasado, me avisó otra de sus víctimas; nos hicimos grandes amigas después de compartir la experiencia. Hoy por fin abro mi corazón para contar esto y escribirlo me libera inmensamente. También, esta es una deuda con mis compañeras que fueron acosadas por él y con tantas otras mujeres que han permanecido calladas por años.

Asi que como escribí en Twitter el dia que la noticia del Defensor del Pueblo salió a la luz “El Acoso Sexual en Colombia SI EXISTE” y lo peor es que en un país que está luchando por la paz y la igualdad esto sigue siendo un tema que se trata con folclor, risas, incredulidad y juzgamientos a priori… ¿estaremos preparados para dar el debate algún día, desde la sinceridad y el respeto mutuo de género?, o seguiremos observando la bien intencionada ley 1010 de 2006 como un sueño inaplicable o una herramienta no de administrar justicia, sino de manipular la opinión pública e incluso en ocasiones de ejercer presión haciendo ver como verdugos a personas inocentes, porque ese escenario también es posible rayando en lo perverso.

Me gusto mucho esta editorial y por eso les comparto este link http://www.elespectador.com/opinion/lecciones-de-una-renuncia
Un Beso enorme y como seimpre espero sus comentarios, esta vez tuve la colaboración de un dios que me organiza las ideas y me ayuda a desarrollarlas, CONSUS* encontrarte ha sido un tesoro !

 

*Consus o Conso era, en la mitología romana, el dios protector de los cereales y los silos subterráneos (por lo que era considerado un dios ctónico), y como tal era representado por una semilla de trigo….Servio (En., 8:636): «Consus es sin embargo el dios de los consejos» (Consus autem deus est consiliorum).

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